miércoles, 10 de junio de 2009

Marcel Solca

Hoy te vi, con cara amargada ante mi presencia inclinaste la mirada para verte más hastiada y cansada para disimular la importancia a mí aparición. Más tarde te leí en ruinas antiguas y concuerdo contigo. Estés o no estés, los mundos ajenos no cambiaran, solo espero que tengas un mundo(o por lo menos una noche) en que te puedas diluir en paz. Aunque es en esos laberintos invocados al sur, encuentro un recuerdo agradable. Agradezcamos al destino cruzado para poder esperar, sin navajas, treinta cinco años. Hasta entonces espero contar contigo con “doscientos huesos y un collar de calaveras”.

No hay comentarios:

Publicar un comentario